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Lunes 22 de marzo de 1999

Tapa del d’a T’tulos del d’a Sumario de Secci—n


GUILLERMO CIDES, STICKISTA Ê
Cuatro instrumentos en uno

Es argentino, vive en Espa–a y es uno de los mejores intŽrpretes de stick del mundo. O de c—mo tocar, a la vez, bajo, guitarra, piano y percusi—n.

JAVIER ROMBOUTS


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Guillermo Cides eligi— el camino dif’cil. Y lo hizo el d’a que decidi— colgarse sobre el pecho, en diagonal, un instrumento distinto, tan dif’cil de tocar como de definir. Porque Cides es, desde hace ocho a–os, stickista. Algo as’ como un precursor del instrumento inventado hace tres dŽcadas por Emmet Chapman, un luthier de California. "EmpecŽ por casualidad. ComprŽ uno de los dos o tres sticks que hab’a en ese entonces en el pa’s y cuando lo hice no lo sab’a tocar. Aprend’ sin profesores. Por suerte estaba afinado porque reciŽn me enterŽ que se afinaba un a–o y medio despuŽs", cuenta Cides.

El esfuerzo, sin embargo, est‡ rindiŽndole algunos rŽditos. Por ejemplo, el reconocimiento que recibe de mœsicos del tama–o de Peter Hammill ("Es un gran mœsico. Su mœsica forma parte de mi colecci—n"); de Trey Gunn, stickista de King Crimson y del quinteto de cuerdas de Robert Fripp ("Es el mejor stickista que vi en mi vida"); de Tony Levin, bajista de Peter Gabriel ("Es uno de los mejores del mundo"); del mism’simo Emmet Chapman ("Hizo realidad lo que imaginaba cuando dise–Ž el stick").

Cides tiene argumentos para justificar semejantes afirmaciones. Ah’ est‡n sus discos: El mundo interior de los planetas (1994) y Primitivo (1998). Ah’ est‡ la gira para el 2000 que har‡ junto a Roger Hodgson (m‡s de 80 conciertos en los que abrir‡ los shows con un set solista de 30 minutos). Ah’ est‡, por fin, el concierto que dio el viernes 12 de marzo en La Trastienda. "No hago conciertos pretenciosos. Prefiero que el pœblico se conmueva a que sospeche que soy un virtuoso", asegura.

Su repertorio es amplio: desde Bach, pasando por Piazzolla, hasta temas de mœsica electr—nica y otros de corte jazz’stico. Es que el stick le permite a Cides un campo m‡s que amplio. "Chapman uni— en un instrumento cuatro distintos: el stick tiene la l—gica del bajo, la l—gica de la guitarra, la del piano, por tener 5 octavas y un cuarto, un rango muy amplio que permite tocarlo como si fuera un teclado, y el esp’ritu de la percusi—n, porque las cuerdas deben golpearse", dice fanatizado.

Actualmente, Cides vive en Espa–a. Pero antes de irse, fund— un centro de stickistas que ya tiene unos 40 alumnos y grab— sus dos discos. "Tuve la repercusi—n l—gica en un pa’s acostumbrado a los productos masivos. Pero no quer’a irme sin demostrarme que pod’a hacerlo. Ahora en Europa empecŽ desde cero y me di cuenta de que el pœblico argentino es uno de los que m‡s saben sobre el stick." La masividad del stick, para Cides, se debe se–alar por el modo en que se sigue fabricando. "Chapman continœa haciendo los instrumentos en su casa, uno por uno, en forma artesanal. Desde ese punto de vista, se ha vuelto muy masivo", confirma Cides, que ya dif’cilmente vuelva a sus tiempos de bajista o guitarrista de una banda de rock. Y metido en el proyecto de llevar su devoci—n por Bach a un disco, lo confirma con sus palabras: "Cuando vi que el stick era un lenguaje supe que pod’a convertirme en algo m‡s que un ejecutante, que pod’a ser un artista. Por eso no quiero ser el m‡s r‡pido; yo trato de hacer mœsica".




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