ROSA
M. TRISTAN
MADRID.-El d’a que Guillermo Cides descubri— un stick
en una tienda de Buenos Aires, encontr— el lenguaje
musical que buscaba desde hac’a tiempo. Una guitarra
y un bajo en un solo m‡stil; 10 cuerdas en las que
se requieren todos los dedos para que las notas Çdigan
palabrasÈ, como explicaba ayer el mœsico.
Esta noche, en la sala Surist‡n, presenta en Espa–a
su disco El mundo interior de los planetas, en el
que recoge algunas de las piezas que ha compuesto
para un instrumento que, siendo dos, segœn Cides,
no recuerda a nada escuchado con anterioridad.
El argentino, que tuvo que aprender por intuici—n
c—mo sonaba un stick, dado que en su pa’s nadie sab’a
tocarlo, es uno de los pocos capaces de hacer un concierto
basado en este sonido sin historia: ÇMenos mal que
me lo vendieron afinado. Como no recordaba nada parecido
empecŽ a tocar lo que quer’a y as’ naci— mi mœsica.
Luego me cost— convencer a los productores y ahora,
en mi pa’s, ya tengo un segundo disco en el mercadoÈ.
De Žl ha dicho Emmett Chapman, el inventor del stick,
que Çha logrado crear el ideal de performanceÈ que
tuvo en la mente cuando lo dise–—. Aœn hoy, Chapman
los fabrica manualmente y puede saber la cifra exacta
de stickistas que hay en el mundo. ÇSer‡n unos 10.000,
aunque no todos lo tocan y muchos lo compaginan con
otros instrumentosÈ, explica Cides.
Desde que inici— su carrera ha sido invitado a los
conciertos de Emerson Lake and Palmer, de Amnist’a
Internacional y de la John Wetton Band, entre otros.
TambiŽn ha creado una escuela de stick en Argentina
y, junto con Chapman, est‡ pensando en la posibilidad
de abrir otro centro en Espa–a. ÇTengo claro que el
stick se sostiene solo porque presento tambiŽn una
propuesta personal, me ha permitido averiguar quiŽn
era y d—nde estaba mi objetivoÈ, concluye el artista.
GUILLERMO CIDES. Surist‡n (C/ Cruz, 7). A las 22.30
horas.